Muchos niños en las calles de Colombia sueñan con alguna vez llegar a ser jugadores profesionales, muy pocos alcanzan y tan solo algunos se convierten en ídolos. La historia de Andrés Chitiva es la que muchos quisieran vivir: salir de los barrios rumbo a la grandeza del fútbol.





“Yo estaba jugando en el colegio y pasé a un equipo del IDRD, jugué un partido y el profe me dijo que me veía condiciones. Fui a una prueba a Millonarios, entrené dos veces y me quede", aseguró el ex jugador a AS Colombia.



Así empezó la vida futbolística del delantero, que en 1991 ingresó a las divisiones menores del equipo bogotano y después de seis años, en 1997, Jorge Luis Pinto le dio la oportunidad en el plantel profesional. Desde ahí su relación con la hinchada azul estuvo llena de amores, los grandes disfrutaban con su talento y los más pequeños lo veían como el fiel reflejo de lo que querían para sus vidas. Se convirtió en ídolo con tan solo 18 años.



"Puedo decir que soy de sangre azul totalmente, mi familia también. Aparte siempre estuve agradecido con toda la gente, con la hinchada. Hicieron mucho por mí; cuando se dio lo de mi papá me acompañaron 5.000 personas, eso es algo muy lindo y nunca lo voy a olvidar. Para mi esa hinchada siempre será la mejor”, aseguró el jugador.



La historia de Chitiva en Millonarios duró apenas tres años, se fue rumbo a Pachuca sin poder ganar un título en Bogotá. Pero en México lo ganó todo y sus capacidades en la cancha se explotaron al máximo. Con los ’Tuzos’ se coronó campeón de cuatro Ligas, una Copa Sudamericana, una Conchampions y una Superliga. Además, compartió equipo con Miguel Calero.



Entre 2000 y 2008 fue su primera etapa y luego en 2011 regresó para retirarse en el club que lo hizo grande. El colombiano decidió quedarse y trabajar como visor del equipo, un rol que consiste en evaluar los jugadores que necesita el club para el mercado de fichajes.







En su carrera, Chitiva también vistió las camisetas de América de México, Indios de Juárez, Atlas de Guadalajara y Veracruz.



En 2011 estuvo cerca de regresar a Millonarios. El presidente del equipo lo contacto para que volviera a su casa y de alguna forma darle fin a su carrera. Pero el delantero, con apenas 32 años, tenia una dura lesión en el tobillo que lo alejó ocho meses de las canchas y después lo obligó a retirarse. No quiso retornar a Bogotá porque entendía que para estar en el club azul debía estar al 100%.



"No quería venir lesionado, no quería defraudar a la gente. Siempre me he sentido en deuda con la gente de Millonarios y tengo ganas de colaborar en algo, pero sé que el tiempo me dará esa oportunidad", afirmó Chitiva, ’El consentido’ como le decían en México, el joven delantero que deslumbró a El Campín y que ahora, en Pachuca, se encarga de ver a las futuras estrellas.


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